top of page
Buscar

LOCO.

  • Foto del escritor: Aceituna Negra
    Aceituna Negra
  • 15 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

Me cruzó la mirada desde lejos, la desvié rápido para que no se acercara, “si no te veo, no existo” pensé.

Se acercaba a nosotros sin rumbo arrastrando los pies, daba uno que otro paso rápido como si de repente recordara a dónde iba, luego se detenía en seco, movía la cabeza de un lado a otro, la agachaba, parecía como si intentara convencer a alguien de algo, pero esa persona ya no lo quería escuchar y le negaba con su cabeza, se veía como una discusión interminable.

Con la mano derecha detenía un cigarro, se consumía solo lentamente, parecido a él mismo, con la izquierda llevaba una caja de cartón con varias piezas y diferentes cosas, la ropa desgastada, el sol se veía marcado ya en su piel y el pelo estaba tan tieso que parecía una peluca. Entre tropezones se fue acercando hacia mí y yo fui apretando mi bolsa más fuertemente sobre mi pecho.

-No tengas miedo.

Obvio le tenía miedo.

-No tengas miedo.... si tienes miedo ellos saben, si tienes miedo dejas de ser tú... y si dejas de ser tú, ellos tienen el poder sobre ti ¡te matan!.

No contesté nada, ni siquiera hice por moverme, no quería que se me acercara más.

Se quedó balbuceando para sí, en sus propios pensamientos. Caí en cuenta que no me estaba hablando a mí, parecía como si yo no existiera, pero de alguna manera quería que lo escucháramos: yo y el hombre que estaba junto mío.

-No está bien tener miedo- sonrió- Ella es una hermosa mujer ... -le dijo al hombre, no se estaba refiriendo a mí; pero asintió por cortesía

- Se llama Helena ... mujer tan hermosa, pero no está bien lo que le hicieron ... las mujeres tienen que estar de acuerdo, siempre, con lo que tiene que ver con ellas mismas, y eso no estuvo bien ... Helena era hermosa ... si es que se llamaba así o se llama así ... “Helena” o ya se la llevó la melena- se echó a reír, el hombre rió con él nuevamente por educación, lo acompañó en sus risas, pero no demasiado, solo lo suficiente para acompañarlo y evitando que sintiera que se burlaba de él, yo nada más dibujé una sonrisa porque no quería que él se dirigiera a mí, no quería que se acercara más del metro y medio que nos separaba, sabiendo que sólo era físicamente porque él no estaba aquí, no estaba aquí con nosotros.

- Ellos nos tratan mal, ellos nos matan, igual que a Helena… pero no se vale, hermano, no se vale que tengamos miedo, porque no somos libres y eso deberíamos ser, pero ellos no quieren, tampoco que ellas sean libres como Helena, y nuestra libertad nos cuesta caro. Nos hacen pensar que si nos portamos “bien” seremos libres, pero tampoco es verdad, uno nunca es libre y cuando te toca ser libre, te quitan todo lo que te prometen que tendrás al final y eso no se vale hermano, no se vale, la vida es nuestra y luego se nos va olvidando, hacen que se nos olvide que vivimos ¿En qué momento nos quitaron nuestra vida?-.

Me percaté que sentía lástima por él, también por nosotros… de repente lo vi más libre que nosotros, más humano que nosotros, y por un segundo estuve de acuerdo con él, yo no debería de tener miedo, pero si lo tengo; tiene que ser un secreto como él dice, para que no sepan ellos y yo no deje de ser “yo”; Será un secreto. Él me dice que no tenga miedo, pero ¿Cómo es vivir sin miedo?...

Él se quedó callado un segundo, se mecía lado a lado, parecía mareado, desconcertado.

-Cuídate, hermano. Cuida a Helena.

-Cuídate – El hombre le contestó; Él, por primera vez, lo volteó a ver, tenía una mirada pesada, parecida a cuando te despiertas de un sueño profundo y no tienes claro todavía en dónde estás, pero por primera vez en toda la conversación, nos miraba.

Asintió agradeciendo y luego se despidió con una reverencia.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

  • Instagram

©2020 by Aceituna Negra. Proudly created with Wix.com

bottom of page